En un principio me planteé el desafío de la vivienda mínima desde un punto de partida un tanto abstracto. El valor real que tiene una vivienda, no es el material, sino el sentimental, configurar un hogar, un espacio donde el residente se sienta a gusto, ese es el verdadero desafío. Un lugar donde tú te sientas tú mismo después de todo, donde recuperas tu verdadera identidad después de toda la jornada.
Si bien, el concepto de hogar varía según la persona, así como sus características. No parece razonable reproducir o copiar el hogar de cada uno, ya que no es algo estandarizado... si bien, cada uno puede llevar consigo partes de su hogar, objetos físicos, sentimientos y recuerdos (memoria) ... pero al final lo que distingue a cada hogar de otro, son las relaciones con su entorno, con las personas, el ser humano es sociable, es una característica que le condiciona y le hace único. Las relaciones interpersonales entre seres humanos, son lo que marcan verdaderamente un hogar, lo que realmente lo impregna de sentimientos, de momentos y de recuerdos.
Todo ello deriva de lo mismo, sin vivencias, no puede existir un hogar. Sin estas relaciones interpersonales, no pueden existir esas vivencias, que generen esos momentos, sentimientos y recuerdos.
No es posible reproducir las mismas vivencias, con las mismas personas, en el mismo lugar, en un tiempo determinado, al menos no de momento y de manera física, ya que los recuerdos están siempre ahí para revivir esos momentos. Pero precisamente, esta situación, aparentemente, un callejón sin salida, para el desarrollo de mi proyecto, nos abre otra puerta, no es posible hacerte sentir como en tu hogar, por las razones explicadas anteriormente, si bien, en cuantos momentos a lo largo de nuestra vida, nos hemos sentido más a gusto que en nuestra propia casa, cuantas veces hemos vivido experiencias que no queríamos que se acabaran... ¿Por qué no querías volver? ¿Acaso podemos tener varios hogares dentro de cada uno de nosotros y no hemos sido capaces de darnos cuenta hasta el momento? La respuesta es SÍ.
Un erasmus, un campamento de verano... ¿cuantas personas se marcharon a trabajar fuera una temporada y nunca regresaron? ... acabaron configurando una vida, unos amigos, una familia... un hogar...Estas sensaciones tienen un denominador común, el hecho de encontrarte con personas con una situación similar a la tuya, da pie a una afinidad y comprensión de la situación. Por lo que es mucho más sencillo tener experiencias, facilita establecer unos lazos afectivos, dando lugar a compartir ciertos momentos que generan unas vivencias, unos sentimientos que posteriormente se convierten en recuerdos, asociando el lugar, a esos determinados sucesos, configurando un nuevo hogar.
Después de, cometer el error de asociar una forma precipitadamente (asterisco) a una idea no completamente definida y con un débil nexo de unión, entre reflexión - propuesta - formalidad del proyecto. He llegado a esta conclusión:
No es posible hacer concesiones sobre algunas premisas del inicio, para darle rotundidad y fuerza a otras, es la única manera de seguir adelante con este proyecto, no debemos olvidar que aunque nuestra propuesta sea un prototipo, debe llegarse a una idea concreta y una determinada definición del proyecto. La única manera de lograrlo es, primeramente vaciando tu cabeza sobre ideas preconcebidas (sólo sé que no sé nada) y a continuación, crearme mi problema (¿qué configura para tí un hogar mínimo?), y reflexionar llegando a una conclusión de la que se deriva la idea en torno a la que gira el proyecto (las relaciones interpersonales).
Ahora ya tengo una base menos inestable a partir de la cual construir mi idea.
Llevemos la idea principal hasta el final, no nos distraigamos con ideas accesorias:
Para facilitar la relación entre seres humanos, es necesario que el concepto sea flexible, en la medida de lo posible, las relaciones, crecen, menguan, aparecen, desaparecen... no sólo de manera lineal o en un solo plano, sino de manera tridimensional... también debe facilitarse el contacto entre semejantes, por lo que parece lógico tener unas zonas comunes para compartir experiencias y estrechar lazos... de igual manera también es importante la individualidad de cada persona, es necesario tener un espacio personal y de reflexión, el concepto debe ser capaz de aunar todas estas características.
Me parece interesante que también pueda ser desmontable, más que transportable, aunque no necesariamente portátil, ya que lo más importante de ese hogar, lo llevas dentro de tí. Tiene más sentido que sea barato y rápido de construir que no que te lo puedas llevar, según en que situación, los gastos de transporte pueden superar a los de construcción.
Partiendo de estas premisas paso a investigar diferentes módulos, partiendo de figuras geométricas simples a más complejas, para establecer una relación entre estancias y uso, desde la escala personal, pasando por la vivienda, hasta la escala comunitaria, donde realmente radica el atractivo del proyecto y su base: la relación entre personas.
Creo que tus pensamientos son muy interesantes. Te mueves en un terreno abstracto y emocional, si eso no resulta paradójico. Es abstracto por cuanto es difícil inferir conclusiones arquitectónicas y emocional por cuanto hablas de sensaciones y la reflexión es muy personal. Es un terreno inestable y difícil, más propio de la lírica que de la ciencia o la técnica. El problema no existe como tal (ni falta que hace). Sólo hay unas sensaciones que han crecido dentro de ti y que te impulsan a canalizarlas en alguna dirección y darles forma. Este texto es el primer paso. Espero que tu propuesta arquitectónica esté a la altura de lo que el texto anuncia. Para ello, mantén el carácter lírico en todo momento. La poesía, por ejemplo, evita cualquier correspondencia biunívoca. Se mueve en un terreno más evocador, cada vez más lejos de la literalidad. Por ejemplo, hogar es una palabra demasiado abstracta, pero fuego, esfera, burbuja, espuma, etc. ya empiezan a evocar cosas más arquitectónicas y siguen manteniendo su capacidad evocadora del hogar. Dada tu facilidad con las palabras, podrías seguir alejándote de lo evidente y adentrándote en nuevas asociaciones.
ResponderEliminarEn cambio hay otras evocaciones que pueden alejarte de la lírica. Por ejempo: formas geométricas puras = sólidos platónicos = Platón, el adalid de la razón = lo contrario de la lírica. Evidentemente, los dos ejemplos de asociaciones son muy subjetivas y discutibles. ¿Por qué uno puede decir “pájaros negros de mi corazón” y todo el mundo entiende que habla de tristeza? Tu terreno es ése. Asociar de esa manera es otra forma de construir.
Saludos,
Guillermo.